La humedad no perdona, la tenemos en las casas con años de antiguedad, en las viviendas que sufren patologías por falta de impermeabilización, que no tienen un mantenimiento periódico o bien en construcción relativamente nueva pero con calidades dudosas, que no cumplen los mínimos de impermeabilidad.

El sistema de construcción en el siglo pasado consistía en la mayoría de los casos en levantar muros con revocos pobres, con demasiada tierra, cal o arena, hoy podemos comprobarlo al demoler ó repicar paredes.

En mucha construcción actual las fallas se deben a falta de conocimiento de la impermeabilización, falta de aislamiento en la construcción o falta de control a la hora de la ejecución de estas partidas tan importantes y con consecuencias tan negativas por falta de impermeabilización cuando la obra ya está terminada.

Es muy complicado establecer un diagnóstico, cuando se tienen en cuenta ciertas pautas que permiten al profesional establecer las soluciones de impermeabilización y atacar directamente ese punto vulnerable con los materiales apropiados para ese tipo de humedad.

Muchas veces, si no se cuenta con el asesoramiento necesario de los especialistas, no se llega a un diagnóstico acertado y solo se repara el sector con problemas sin tener en cuenta que el proceso que recorre la humedad es variado y no siempre sigue los caminos lógicos, al no obtener resultados positivos seguimos reparando una y otra vez el sector afectado conservando el problema original, no se da con las soluciones en impermeabilización necesarias.

Vemos como las fallas de impermeabilización se muestran desde los pavimentos a los techos, tampoco, de esta forma, hay soluciones para la impermeabilización de las paredes.

Finalmente la humedad nos termina ganando y nos damos cuenta que se gasta mucho dinero sin resolver el inconveniente, porque no se encontró la causa o las diferentes causas que pueden ser concurrentes, o se encuentra pero la solución no es correcta.